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miércoles, 31 de agosto de 2016

Amor subliminal

No se si a veces me siento como el plástico, esperando a cobrar la forma de tus inquietudes obscenas.
¿Qué me hace merecedor de tales ansias de poseer los cielos con mis ojos y la piel con las manos? aunque estés lejos, aunque estés cerca, lo oculto siempre desemboca en la boca.
Y sé que entre los pliegues reclamas mis dedos en la humedad, que la estructura colapse por las vibraciones de la tierra madre y los ojos tornen a blancas nubes de tormenta.
Con los pies estirados en el último momento, te mirare desde el infierno y tu desde los cielos me oprimirás una y otra vez. Sabes que hay pureza en el movimiento creador.
Y aunque no estemos conscientes, somos implícitamente inherentes.
En este viaje por el espacio, adentrándonos en esa atmósfera de deseo, quizás la fricción sea tan grande que nos haga arder más de lo que ya estábamos condenados. Quizás los supuestos amantes están destinados a fundirse y aun tan dispares sabemos que las piezas encajan.
Esa conexión espiritual, como canciones parabólicas, como seres encerrados en cuerpos de placer, la desnudez es la primera puerta a los instintos.
El humo que fluye por los fluidos, todo lo sólido desaparece para permitirnos encontrar algo perdido entre los silencios. Algo oculto entre la lluvia, algo oculto en el ritmo, algo oculto en las miradas.