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viernes, 30 de octubre de 2015

Cigarrillo apagado y Whisky mojado. Me describo. Primer capítulo

Aquí me hallo, con mi vaso de whisky, tomando un trago hasta que los hielos golpeen mis labios. No sé si todavía me he dado cuenta de mi complejo de superioridad frustrado, me ha puesto mi traje de gala que sólo uso como pijama.
Entretanto, estoy sentado en el sillón de mi casa. Sujeto mi copa mirando a una baldosa, imaginando que es el mundo a mis pies. Les contaré las historias de un fracasado como yo, que se autodenomina fracasado en este mundo de éxitos ajenos. Si me recordaran por los fracasos sería más famoso que Einstein o el César.
Lo primero es lo primero ¿quién soy yo? pero odio las redundancias filosóficas que aún espero que le den sentido a las cosas. Será muy sencillo, me describiré en unas breves palabras porque apremian las historias que os voy a contar:
Soy un antirretrógrada; ateo, gracias a Dios; vendedor de oportunidades imposibles; excombatiente de guerras internas; compositor de haikus con mala métrica; liberal conservado; apurado por estar tranquilo; desmitificador reconocido; chismoso silencioso; bohemio, pero de Bohemia; adicto a la cerveza y otros saberes; fanático de amores imposibles y veterano en artes sin inventar.
Creo que me pasé con la descripción, pero todavía hay tiempo para conocernos más.

Enciendo mi cigarrillo y miro al infinito como si al hacer eso pareciese más interesante. Congelen el momento y ya tienen mi foto de perfil de Facebook. Retomo el principio, estoy en un sillón con mi licor favorito, estaba harto de las mismas panorámicas de mi casa, así que agarré ese gran asiento de cuero y lo lleve al baño. No sabéis lo que me costó meterlo por la puerta, pero mi obsesión por ver mis espacios con distintas perspectivas no me dejaban eventualmente satisfecho. En el baño hay un ventanal, en el que a través de él, deja ver un inmenso campo repleto de naturaleza urbana. Finalmente puse mi silla en la ducha y abrí el agua, de este modo, mi cigarrillo ahora está apagado y mi whisky ya es más agua con hielo que el dorado néctar.

Hablando un poco acerca de ver las cosas con otra perspectiva, soy experto. Cojo la mesa del living y la transporto por los pasillos, luego me subo encima, acomodo una butaca y un cojín, ya instalado, procedo en leer Hemingway. Desde esa vista extraña, el hogar no parece tan común, no parece mi casa, en realidad me siento como si no fuera yo. Asimismo, me cuelgo de los travesaños de madera y soy una araña que acecha silenciosa asustar a una dama. Duermo debajo de la cama para sentirme el Coco, por otra parte, retozo en el tejado para ser el gato en celo que desmejora los sueños.

Tengo que confesarles algo, antes de que se me arruguen los dedos por el agua, no soy un tipo graduado de una universidad ni tampoco soy un pedante niño rico que se metió a un club y habla con palabras refinadas. Yo soy un amante de la lectura y cultivo esta pasión autodidacta para mantener mis enseres. Ahora que me tienen aquí mojándome en la ducha, hasta que el agua caliente se acabe pueden interpretar que soy una persona algo trastornada. Bueno pues están en lo correcto, pues mi novia aún no ha aparecido desde que la vi borracha en aquel bar...Bueno la palabra novia suena horrible, digamos que es esa chica que duerme a veces en mi cuarto y critica mis horas sentado frente a una máquina de escribir.

Oh, lo olvidaba, las historias que les tenía prometidas, perdonad mi falta de concentración. Dejadme cambiar mi ropa, rellenar mi vaso y encenderme otro cigarrillo. Acabaré esta onírica página que algún imbécil estará escribiendo en estos instantes en su blog. Empezaré por cómo me encontré a esta muchacha, la cual conocí beodo, y cuando ya el licor no reinaba en mis venas me siguió pareciendo algo hermoso y salvaje. Pero eso, amigos, será en otra página de este horrible escritor.

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