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lunes, 12 de enero de 2015

En busca de respuestas.

Un sonido lejano. Un grito pronuncia mi nombre en la lejanía. No hay punto de comprensión, ni lugar de proveniencia. Lo escucho dilucidando si en verdad comprendo el enigma de su canto.
El llamado ya se esta marchitando, tanto que olvidé hasta mi propio nombre. ahora navego entre las pasiones de la aurora. Al otro lado del mar se encuentra un lugar donde las luces del pasado aun brillan, la hoja no se marchita, y los cantos son perpetuos.
Queremos salir del dolor de estos campos inundados de fuego, queremos navegar con las luces de los que el tiempo no marchita.
Por hielo, por mar y fuego. Por los vuelos de las águilas, las migraciones de los peces o por la infinita posibilidad del sueño llegaremos a los verdes páramos. Surcare las aguas a lomos de una hoja de otoño, el aire hará el trabajo de llevarme a las costas del misterio.
El anhelo de volver a ver la luz, la nostalgia nos mueve a abandonar el frió invierno que corre por las venas de las montañas circundantes.
Se aproximan los pasos al son de tambores, y ya no quedan fuerzas más que para una ultima súplica. Me verán los océanos en mi barco. En mi meditabundo naufragio una voz incomprensible del futuro me dice que me verá navegando en los aires junto con los tres cielos, cerca del mástil del inmenso barco que surca el universo, acompañado de la luna y el sol.
Ya en mis tierras, las humildes cosechas fueron profanadas, la codicia hizo que la luz se opacara, el fuego quemó con rabia lo que con amor creamos.
Sueño que llegaré a las costas de los flautistas, las grandes canciones olvidadas y los cuentos inocentes. El viento me llevará a mi destino y las aves me acompañaran en mis baldías soledades.
 No habrá mas luz si la bondad en las pequeñas cosas nos hagan hacer cosas grandes.


-Viaje de Earendil.
Elegia a Tolkien.

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