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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Sin razones para olvidar.

En un compás destructivo de tu voz
el castigo es el silencio.
Nuestro lenguaje queda inmóvil,
sin posibilidad de fluir por pensamientos.
No hay razones para el olvido
y por eso, mejor olvidar.
Pasé de ver colores que no existen
a beber líquido emocional.
A pesar de todo, sé donde estás escondida;
extranjeros uno del otro
De lujuria inocente y aroma animal
a comunicación desorientada.
En busca de metáforas a ritmo del amor
y encontrar sueños a la medida.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Llegaste...Adiós

Latido en la oscuridad, a punto de morir. Tenues destellos a mi espalda, no puedo encontrar un lápiz ni tampoco un papel. Con miedo de hablar y recurriendo a la suerte para tomar decisiones. Ya es la segunda vez que pierdo esta oportunidad, ¿Cuántas más vienen? En esa costura, los hilos se deshilachan, vuelvo a perder. ¿Ritmos? ¿Dónde estoy? Palabras, palabras en la cabeza… nada real, nada se convierte en etéreo.¿Te volveré a ver? Otra historia sin empezar. "Hola te he visto…"

Es solo una ilusión. Líneas que solo entiende mi cabeza, canciones que son las adecuadas, mensajes explícitos en lugares implícitos. Ese gesto de decepción… o de ilusión sesgada…quizás es un adiós… tal vez es un “sabes que te voy a amar siempre”.

Esa observación, ese sol que aún no ha nacido, tratar de recordar los detalles por si se vuelve a aparecer, pero lo dudo. No creo que te recuerde.

El peor momento es cuando la ves alejándose lentamente… Una despedida que no logró escuchar. Escenas importantes sin banda sonora, qué desolador instante. Sé que estás a mis espaldas, pero no me atrevo a mirar, todo está tan nocturno, regresivo, extinguiéndose lentamente, segundo tras segundo. ¿Adiós? Ni siquiera adiós, soy un cobarde. Desespero.


Llegaste…Adiós

viernes, 30 de octubre de 2015

Cigarrillo apagado y Whisky mojado. Me describo. Primer capítulo

Aquí me hallo, con mi vaso de whisky, tomando un trago hasta que los hielos golpeen mis labios. No sé si todavía me he dado cuenta de mi complejo de superioridad frustrado, me ha puesto mi traje de gala que sólo uso como pijama.
Entretanto, estoy sentado en el sillón de mi casa. Sujeto mi copa mirando a una baldosa, imaginando que es el mundo a mis pies. Les contaré las historias de un fracasado como yo, que se autodenomina fracasado en este mundo de éxitos ajenos. Si me recordaran por los fracasos sería más famoso que Einstein o el César.
Lo primero es lo primero ¿quién soy yo? pero odio las redundancias filosóficas que aún espero que le den sentido a las cosas. Será muy sencillo, me describiré en unas breves palabras porque apremian las historias que os voy a contar:
Soy un antirretrógrada; ateo, gracias a Dios; vendedor de oportunidades imposibles; excombatiente de guerras internas; compositor de haikus con mala métrica; liberal conservado; apurado por estar tranquilo; desmitificador reconocido; chismoso silencioso; bohemio, pero de Bohemia; adicto a la cerveza y otros saberes; fanático de amores imposibles y veterano en artes sin inventar.
Creo que me pasé con la descripción, pero todavía hay tiempo para conocernos más.

Enciendo mi cigarrillo y miro al infinito como si al hacer eso pareciese más interesante. Congelen el momento y ya tienen mi foto de perfil de Facebook. Retomo el principio, estoy en un sillón con mi licor favorito, estaba harto de las mismas panorámicas de mi casa, así que agarré ese gran asiento de cuero y lo lleve al baño. No sabéis lo que me costó meterlo por la puerta, pero mi obsesión por ver mis espacios con distintas perspectivas no me dejaban eventualmente satisfecho. En el baño hay un ventanal, en el que a través de él, deja ver un inmenso campo repleto de naturaleza urbana. Finalmente puse mi silla en la ducha y abrí el agua, de este modo, mi cigarrillo ahora está apagado y mi whisky ya es más agua con hielo que el dorado néctar.

Hablando un poco acerca de ver las cosas con otra perspectiva, soy experto. Cojo la mesa del living y la transporto por los pasillos, luego me subo encima, acomodo una butaca y un cojín, ya instalado, procedo en leer Hemingway. Desde esa vista extraña, el hogar no parece tan común, no parece mi casa, en realidad me siento como si no fuera yo. Asimismo, me cuelgo de los travesaños de madera y soy una araña que acecha silenciosa asustar a una dama. Duermo debajo de la cama para sentirme el Coco, por otra parte, retozo en el tejado para ser el gato en celo que desmejora los sueños.

Tengo que confesarles algo, antes de que se me arruguen los dedos por el agua, no soy un tipo graduado de una universidad ni tampoco soy un pedante niño rico que se metió a un club y habla con palabras refinadas. Yo soy un amante de la lectura y cultivo esta pasión autodidacta para mantener mis enseres. Ahora que me tienen aquí mojándome en la ducha, hasta que el agua caliente se acabe pueden interpretar que soy una persona algo trastornada. Bueno pues están en lo correcto, pues mi novia aún no ha aparecido desde que la vi borracha en aquel bar...Bueno la palabra novia suena horrible, digamos que es esa chica que duerme a veces en mi cuarto y critica mis horas sentado frente a una máquina de escribir.

Oh, lo olvidaba, las historias que les tenía prometidas, perdonad mi falta de concentración. Dejadme cambiar mi ropa, rellenar mi vaso y encenderme otro cigarrillo. Acabaré esta onírica página que algún imbécil estará escribiendo en estos instantes en su blog. Empezaré por cómo me encontré a esta muchacha, la cual conocí beodo, y cuando ya el licor no reinaba en mis venas me siguió pareciendo algo hermoso y salvaje. Pero eso, amigos, será en otra página de este horrible escritor.

viernes, 23 de octubre de 2015

160 palabras #3

Prófugo adiós, cambiando mis alegrías, vivir en la ilusión, perdido en la consciencia oscura, tu imagen mágica, tu nombre encriptado reina mis plegarias. El ojo observador ya es antiguo, ya es un talismán de llamado mental.

Mi voz opaca, mis pensamientos estruendosos; cuerpo indiferente, ojos enloquecidos; piel congelada, corazón a punto de reventar.

Destructor de este esquema, mírame y sostén la mirada, pero yo sé que no es para mí el latido incesante de tu deseo. Invisible y solitario, el poema sin relevancia, la rima en extinción, paradigmas innecesarios. Estoy gestando en tus reflexiones, soñando con morar en tu interior y regodearme en tus fantasías. Y buscaré en tus susurros sueños, pasearé por infinitos recuerdos, dormiré en tu pecho y mi agua tus latidos.

Juegos seductores o promesas irracionales de conquistar la luna por ti. Sin saber en qué más intervenir como supuesto creador. Escuchando historias sobre el dolor de los que sienten demasiado y sobre como pensaron en matarse.

-Colabora en comentarios, un posible título para este pequeño fragmento.

lunes, 5 de octubre de 2015

160 palabras #2

Un libro en mis manos me dijo, en millares de palabras, la infinidad de posibilidades que tenía para querer. Sin embargo, no puedo leerme a mi mismo en un papel. ¿Cómo puedo acercarme a mi ser? Pluma infinita, acecho incesante, obsesión calcinante. Adiós las transiciones de películas, aquí, en este juego, no se pueden omitir detalles. Como seres de arena, narramos lo innecesario, olvidamos sentir el momento cotidiano. No hay recuerdo mas deshonesto que no poder recordar. No les pasa, que cuando leemos algo, por pequeño que sea, nos remite a algo que habíamos leído antaño. Como si nos llamara aquel libro abandonado, atrincherado, lanzándonos pequeños vínculos de memoria, que son tan arraigados a nuestra vida. A mi me pasa, que cuando me fascino por una palabra de buen sonar, la utilizo hasta que pierde sentido y olvido su significado. Como "divagar" no pienso en las letras ni en su . Pienso en la imagen que evoca de mi mismo.
-Colabora en comentarios, un posible título para este pequeño fragmento.

domingo, 4 de octubre de 2015

La palabras escritas son místicas.

¿Donde están los vestigios de ese cabello lejano? ¿Dónde esta esa mirada que esperaba con ansias? ¿Donde están esas caricias que tanto he deseado? ¿Dónde dónde dónde?
No me preguntes si me encuentro suspirando, no me preguntes si ando pensando en ti.
Ando perdido, no encuentro palabras, no sé que hacer y lo que hago no sé por que lo hago. Dudas y dudas abordan mi cabeza, profanan la diáfana aura. Ahora solo discordia.
Ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esto, quizás por el millón de escalofríos que recorren hoy mis venas.
Ahora me siento en mi escritorio para refugiarme en este papel y vomitar unas lágrimas que no quiero que salgan, Palabras, palabras, palabras...
Hazlo latir, hazlo sentir, hazlo pedazos. Comprometer a que salga bien y a que salga mal. comprometer el corazón para que sienta y que sienta mucho. Sólo existe el instante, no hay nada más allá, quedarse en las orillas ya no es opción, hay que saltar...
¿Seré egoísta?¿obsesión? no lo creo, todo parece tan nuevo para mí, pero todo tan claro, nunca antes había estado tan seguro, nunca había visto lo que los demás no se atrevieron a ver. Y me pregunto todo el tiempo, ¿Que tengo yo para ofrecer? simple... la respuesta fluye en estas líneas.
Y que quiero hacer cuando el cielo me mire, si todos los ojos están encima, esperando que caiga en el fuego. Palabras, promesas y mas palabras... qué hacer cuando mi mente está en las alturas, es tiempo de que me des mis alas.
No tengo miedo y por mi cabeza pasean inconexas las ideas, todas volátiles, sin ganas de salir por mi boca... y me da rabia de que todos esos putos pensamientos desemboquen en tu recuerdo. Admito mi locura, pero aquí es donde está mi casa, aquí esta la evidencia de mis turbulencias, de mis terremotos que por alguna razón se calman entre tus brazos...y no existe nada mas.
¿En donde me he metido? quizás ahora mismo acabe este día. Acaban de ser las 12 de la noche. Estoy en mi casa, mi tentación, mi amor incondicional, Dios no quiera que mis palabras terminen en esta carta, palabras que salen del alma, aunque nunca he sabido sacarlas por la boca. No son físicas... son místicas.
Oh desastrosa pasión, amo escribir, odio hablar. Ojalá pudiera hablar como escribo, hacer sentir este mismo instante. Mi corazón es un papel infinito, con espacio siempre para escribir. Hazlo latir, hazlo sentir, hazlo pedazos...pero nunca deja de escribir, nunca para, no se cansa, no muere, no termina, no se destruye. Siempre alimenta.

martes, 29 de septiembre de 2015

160 palabras #1

Muy buenas a todos mis lectores clandestinos. Les presento una nueva serie de escritos cortos que he titulado 160 palabras . Esta extraña propuesta no surge de un simbolismo extraño en torno al número, ni mucho menos a un significado personal. La historia de estos textos es porque en mi cuaderno de notas periodísticas o de estudio, dedico en mis tiempos libres redactar una genuina y oportuna anotación poética. Trato de ser lo más escueto posible, por ello en aquellas hojas de expresión caben de media unas 160 palabras escritas a mano. Por casualidad, transcribiendo mi primer texto de este tipo a word, dio esta cantidad peculiar, que le da identidad a este nuevo estilo de planteamiento: estar condicionado por el espacio y, con menos, decir mucho más.

A continuación presento el primero y animo a todo aquel lector clandestino que le coloque un título a su gusto, a modo de un ejercicio de buscar nuestra propia identidad a partir de una lectura corta que ojalá llegue a sus mas prensados sentidos. sin mas dilación:

160 palabras #1

Estoy esperando tu mensaje. Este dulce momento de gloria y desesperación. Y vivo esperando tus besos, tus caricias y tus lamentos, en la eternidad de una noche que nos descubra desnudos. Deseo perder mi identidad para así ser fiel a mi naturaleza primigenia… y que no quede nada a mis pies.
Consumidos entre bellezas e ilusiones, fuimos por corrientes faltas de razones, y la pasión ciega el intenso placer de nuestras miradas, deseamos cerrar los ojos para solo sentir la noche…
Y es que me encantan tus palabras suspendidas, queriendo decir un poco más, anticipando este silencio tentador.
El día pasa y los enigmas ya florecen, hasta que tus palabras acarician mis sentidos. No me preguntes porqué, pero tengo unas tremendas ganas de verte aunque no sé qué haré cuando te vea.
Me imagino caminar suavemente por tu piel, explorando tu sonrisa, tus secretos y tu cintura…o quizás solo sea feliz, si vivo en la comisura de tus labios.

martes, 15 de septiembre de 2015

El taller de mi abuelo

Mi abuelo tenía un taller, uno lleno de utopías, de herramientas sucias por la grasa de motor. Me hablaba con esa voz madurada a veinte cigarrillos diarios. Deseaba encontrar las soluciones allí entre tantas flores negras.
Las personas del pueblo llegaban al garaje para que mi abuelo les remendara los neumáticos, el motor y la transmisión; también le llevaban neveras, televisores hasta muebles de madera. El olor a gasolina derramada por todo el piso de cemento y arenisca, las toneladas de cables y engranajes abandonados en cada esquina, los machetes expuestos en las paredes, un calendario con el divino niño, las mangueras y el soldador. Las llantas dañadas agrupadas en dos torres en la entrada, los trapos manchados, el jabón para lavarse las manos estaba negro.

"No existe otra manera que envejecer entre mi demencia"- Decía en sus habladurías solitarias, con el cigarrillo consumido aún en la boca y con entusiasmo limpiaba las piezas de metal. No sé si era verdaderamente feliz en aquel agujero, que incluso en las noches lluviosas encendía la única bombilla de tungsteno que tenía el taller, una luz que colgaba de un cable en una cercha en el techo, y todo aquel que no era precavido se golpeaba con el bombillo, y a mala suerte, lo acababa rompiendo. Un día se hartó de quedarse sin luz y compró una caja llena de bombillas nuevas, aún no se han acabado.

A mi abuelo no le gusta ni el indeciso brillar de los semáforos, ni las bocinas de los camiones en un pueblo pequeño. Le enervan los rosarios en los parabrisas, el inquietante observar de los retrovisores y la marcha atrás la hace con brazo por encima del asiento. Es enemigo de las líneas rectas de las carreteras y de la suavidad de la rueda sobre la carretera pavimentada. Pasa los aguardientes mirando las estrellas, pidiendo deseos a su "yo" ebrio tener un automóvil para guardarlo en su taller, esta cansado de asientos ajenos y de motores llenos de barro.

Bajo su bigote encanecido, su boca agrietada solo conoce los besos de su mujeres, de su tabaco y de sus botellas. Hace mucho ruido con sus herramientas, pero nadie se atreve a decirle nada. Mis recuerdos de él permanecen entre llantas y cadenas rotas. Su sabiduría sólo la compartía en a cocina, nunca se sentaba en la mesa y daba esa sensación de un hombre apurado, sosteniendo su plato de sopa con las manos y bebiéndolo sin cuchara, apoyado en la pared. Una vez terminado su presto platillo se limpiaba con la manga el bigote y decía una frase diferente cada día, frases que nadie supo de dónde se le ocurrían. "El hombre con las manos sin callos está destinado a mandar"; "Cuando ya no sirva, me dejan en el monte y yo me muero sólito"; "La madera de roble es buena pa' las mesas grandes y pa' pegar a niños necios"; "El amor es una cosa de locos, sino pregúntele a su abuela"...El silencioso tinteneo de los cubiertos con los platos se detenía con esa frase que decía, a veces las únicas palabras que le oíamos decir en el día a excepción de que en el taller se volviera a romper la bombilla y mi abuelo gritara un improperio que se escuchaba en toda la calle.

lunes, 29 de junio de 2015

La marea del deseo

Su mirada yace escondida en las grietas de los acantilados. Los granos de arena exploran entre los dedos de mis pies. La flauta que suena en mi ensoñación, cuelgan papeles del cielo, todos con un poema de amor.
Tomarte de la mano y sentir la brisa fría del mar, que el viento mueva tu pelo delante de tus ojos, sentir el cosquilleo.
La espuma llegará hasta las rodillas, en esta playa donde las huellas no permanecen y las piedras mas rugosas son suavizadas, nuestros pasos por nubes vagarán.
No tenemos color, todo navega por un paisaje de porcelana, nuestras voces se transformaran en alientos del mar chocando con el humo tenue de una hoguera consumida. El perfecto horizonte y a lo lejos dos barquitos abandonados, oscilando en la marea. Sueño con ver este delicado panorama y aún me sorprende que sigas sujetándome la mano, esperando que te mire y no despertar ya más. No hay nada más que decirnos y los papelitos caerán de las cuerdas celestiales llenando ese océano que moja tu vestido hasta tus muslos.
Habla el mar en vacíos, desvaneciendo nuestras trayectorias, esfumándonos el uno contra el otro en espirales serpenteantes, me olvido de lo que es el tiempo, somos indiferentes, solo existe la interminable historia del placer de tu mirada y de cómo el viento fresco mece tu pelo en esta costa de papel, donde la rima de estas aguas se esconde en el cruce de tus labios.
Comprende el lenguaje del lápiz rozando un papel: el susurro de mis pensamientos sobre ti. Robaré los ríos para fluir sin un fin, robaré el fuego, para ser humo y estar más cerca, robaré la luna para atravesar la noche iluminado, robaré todos los juramentos para que no haya cadenas, para que no haya presagios.
En esta olas, lo oculto se hace mas visible y el secreto en este misterioso silencio es el más sonoro canto en la lentitud de mi observar. Si la poesía se acaba, se acaba el amor. Acabamos en un mas allá donde las fotos son capaces de hablar y donde los espejismos son capaces de derrotar imperios.

sábado, 9 de mayo de 2015

La sencillez de las vidas que son sesgadas


Suenan balas al amanecer. Ya parece el paisaje habitual: una moto, un insulto, un tiroteo y una calle pintada de rojo coagulado.

Mi padre se inventaba refranes para describir esos barrios alejados de la humanidad. “Llega uno y se muere, moraleja: no vayas”. Las calles reconocen al muchacho que muere una vez más. Dejando adornos grotescos de tripas y sangre saliendo a borbotones, decorando la avenida y destrozando la conciencia del inocente, destroza la mirada de la madre que lo gestó.

“Algo malo habrá hecho”, “quien sabe en qué andaría metido”, dicen entre murmullos indolentes, los espectadores de la atrocidad. Tengo vergüenza por mi propia raza humana pero la violencia es un tema tan quemado, aquí, en las montañas de mi tierra donde la “libertad es sublime”, pero tan sublime que nos da miedo salir de la casa.

Ese muchacho sin nombre merecía ser partícipe de su propia historia y las crónicas de balas en esta ciudad son tan reales que la verdad duele y preferimos la ficción y la ignorancia. Nos aburrimos de esas historias que a diario las páginas de los periódicos les dedican cinco líneas. Cinco líneas no son suficientes para devolverle la vida.

Tanto pintar estas calles de lágrimas silenciadas y voces que critican sin conocer, traería de las entrañas imaginativas, la visión de humilde del hombre que se derramó en rojas ilusiones. La sencillez de las vidas que son sesgadas. La necesidad de darle voz a los que ya no pueden hablar.

Seis de la mañana: El despertador de Mickey Mouse suena. Ese reloj infernal que lleva en la familia desde la infancia. Se levanta, el desorden seguía allí, as camisas sucias en el suelo y las limpias encima de la cama le sirvieron como mantas. Acaricia su cabeza rasurada bostezando. Olvida el rosario que siempre se colocaba, misterioso presagio del inevitable final.

Pisa descalzo las baldosas amarillas con verde de la cocina, la mitad de ellas rotas. Con ayuda de esas grietas se rasca las plantas de los pies. El chocolate y la arepa están servidos, se come el desayuno ignorando los gritos de regaño de su madre. Se ducha, bendición de la mama y a trabajar.

Doce del mediodía: agarra la mochila con la comida. Le pica el pecho, se acaba de percatar de que le falta el rosario. Hoy toca frijoles y arroz, el pan de cada día de todo antioqueño. Las provisiones para aguantar la soleada tarde en la construcción, donde él trabaja.

Cuatro de la tarde: Se siente cansado, insolado y sudoroso. Sólo le queda el dinero para pagar el metro. Se va al baño. Se arrodilla en el claustrofóbico cubil y exiliado en el baño, cubre sus penas sacando la bolsita hermética, pega su cara a taza del baño y se blanquea los tabiques. Ahora todo vuelve a tener color.

Nueve de la noche: Su madre lo espera desierta en la puerta. Siempre lo hace, no puede conciliar el sueño si está en las calles impregnadas de aceite de motor, rueda quemada y sacol. Donde los periódicos viejos son los nuevos colchones de las esquinas.

La cena está servida en la mesa, pero no va a comer, no tiene hambre. Su madre cierra los ojos reposados sobre ojeras. La calle está en silencio, la ciudad empieza a dormir pero él no podrá dormir, o al menos de la manera normal.

Tiene escondida una caja de cigarrillos debajo del colchón, agarra el encendedor y se hace en la puerta de su casa mientras se fuma uno, dos, tres, cuatro, cinco cigarrillos...El silencio es total.

Once de la noche: El motor vacilante quiebra la calma, la alarma inexorable de que se le debe plata a alguien, no hay escapatoria, es momento de acudir de improvisto al inevitable encuentro. La última calada y lanza el cigarrillo que apaga su rojo brillante en un charco. Saca la bolsita hermética, la inseparable compañera, y acaba con los últimos gramos, que por descuido, dejó derramar.
El acelerador irrumpe en la escena, mientras el muchacho camina por la mitad de la calle húmeda, se aleja del portal y entonces sucede: la moto, un insulto, un tiroteo.

La cena estaba servida y por la mañana seguirá allí.

sábado, 11 de abril de 2015

Entre la puerta y la calle.

Adentro, frío. Afuera calor. -¡Que indecisión!- decía Rojo - mejor me quedo en la puerta.
Todas las tardes de verano, Rojo se encontraba en una encrucijada: si salía, los látigos del bochorno lo desanimaban y si entraba, el viento polar irritaba la garganta del anciano.
Pensaba que quedarse en el portal sería una solución para encontrar un temporal primaveral que no le hiciera quedarse pegado a la ropa o que le diera un resfriado.

Rojo lo llaman sus amigos que ahora están en el hogar de ancianos, esos con los cuales había compartido la infancia. Viejos que extrañan el licor y los programas de mujeres semidesnudas. Ahora están sentados mirando la ventana, babeando, prefieren ver pasar el día antes que ver la misma mierda en la televisión: demasiada cara sin arrugas y demasiada publicidad de vacaciones que ya no pueden disfrutar. Todos sus amigos perdieron las ganas de vivir cuando cruzaron las puertas del ancianato contra su voluntad. Entraron a ese edificio invernal, donde también en el interior hace mucho frió, ahora son sombras sin vida en ese verde edificio con estatuas grises, recordados a la fuerza porque la calle huele a esterilizarte y a adornos de flores.

Pero el anciano no quiere llegar allí, se resiste aunque sea su inocua perdición. Rojo siempre ha sido un hombre que vive en una metáfora, que vive en lo que cree que es un eufemismo, así como una caverna filosófica donde comprende todo, el que salió de la alegórica caverna platoniana y volvió para volverse a encadenar.

Se llama así porque se quedo en la propiedad del señor pasión. Se quedo rojo porque veía las cosas prohibidas para la pureza. Vivió mas en la calle saciando sus instintos, por ello, a estas edades prefiere vagar por las calles y pasar calor y moverse constantemente a permanecer rígido y espectante en su congelada morada. Y toda hace parte de su gran alegoría de vida.
Ahora que ya no hay energía, y las ganas de seguir caminando se dan mas difíciles, Rojo prefiere rememorar qué se sentía cuando la primavera albergaba las expectativas y los sueños, cuando era muy tarde para encender calderas o cuando no preocupaban las moscas desquiciantes.

No faltaron nunca las tormentas eléctricas en ese camino de vuelta al hogar. Allí por donde los senderos olían a polvo levantado por las gotas y las moscas, en tropel, buscaban carne muerta. Rojo sabía que su sangre es la que le da su nombre y la ha derramado en promesas y apuestas mundanas, la calavera no chilla, pues ahora Rojo es mas huesos que carne.

La madre gesta, no cabe duda de lo pasajero que sera su paso por lo terrenal. Nace Rojo para volver al vientre oscuro rodeado de tierra. Su padre, portaba la guitarra, su oficio. Hasta que no rompió todas las cuerdas no dejó de sonar la melodía y con cada cuerda rota la guitarra pierde el poder y la energía.Cuando se quedó sin cuerdas, la puede dejar guardada en un estuche o va a parar a una hoguera para dar calor al recuerdo.

Rojo pierde el color en su inútil búsqueda de la estación que no es la suya. Baja del tren en la parada equivocada y entonces comprende el recorrido indispensable, sabe que somos mas palabras que lo escrito.Cae la noche y se pregunta ¿Cuanto mas? La puerta está abierta y trae consigo corriente, es la hora de entrar a dormir.



sábado, 28 de marzo de 2015

El atardecer de la carne.

Estaba atardeciendo, la luces sobrevivían por los contornos de las montañas, ya no hacía calor. Los zorzales cantaban cuando los invitados degustaban pomposos pastelitos de crema acompañados de un café.
Mas de cien personas, reunidas en una lujosa casa a las afueras de Barcelona. Todos los niños correteaban por los inmensos jardines y jugaban a las escondidas por las habitaciones de la casa. Las mujeres, reunidas en torno a un mesón al lado de la piscina, bebían su tinto de la tarde, atendidas por elegantes meseros. Los hombres vociferaban y reían sosteniendo un vaso de coñac en sus tertulias vespertinas.
La mansión de mármol era demasiado grande para una pareja de recién casados que habían adquirido la casa con dinero de dudosa procedencia, pero eso no era lo importante aquella tarde, ese día había que dar envidia a los amigos y no tan amigos.
La mujer de la casa compró el mejor vestido para hacer sentir pobres a las invitadas. El marido destapó las mejores reservas de licor y obviamente enseñó con altanería la bodega privada del sótano. Los manjares circulaban sin cesar desde la cocina al inmenso patio, sólo les quedaba mandarse los dedos a la glotis a muchos invitados para poder pecar de gula un poco más.
Las luces de la casa se encendieron mientras el cielo rojizo anunciaba el silencioso cantar de los grillos en la noche. Pero aquel día no sonaría el chirrido de los insectos.
El cielo todavía se alzaba azul y anaranjado, cuando la calma fue rota por ladridos a lo lejos. Se acercan unos perros.
Fue mala idea por parte de los dueños pedir prestado dinero a malas amistades. Los dueños, ansiosos por destacar, desesperados por impresionar a partir de lo banal no contaron con que aquella tarde se saldaría una cuenta.
Veinte hombres con diez perros cada uno, rodearon las salidas de la casa. La tranquilidad desapareció cuando gritó el primer niño. Soltaron las correas del miedo; todos empezaron a correr, pero no había lugar a donde escapar.
Unos saltaron ingenuamente a la piscina, pero ésta se tiño de rojo. Otros corrieron como nunca en la vida, escapaban de los dientes que lo acosaban por detrás para encontrarse delante a hambrientos vasallos que les arrancaban la cara. Los niños no sabían que hacer y se quedaron escondidos en todos los rincones de la casa. El sonido carnívoro todavía no cesaba y los gritos entonaban la melodía de la horrenda masacre llena de babas. Los niños eran encontrados uno a uno y arrastrados a la oscuridad.
La música que acompañaba la familiar fiesta seguía sonando mientras el festival de carne se celebraba.
Dos mujeres y una niña se atrincheraron en el la despensa-congelador de la cocina. Allí rodeadas de tanta abundancia y muertas del frió, escuchaban cómo tocaba la puerta desesperado un hombre que gritaba por ayuda, después de varios gemidos el hombre se quedó callado y la sangre se fluyó por debajo de la puerta.
En el sótano, ni el propio dueño auxilió a su esposa, prefirió guarecerse con sus amigos de la cosecha del 45. Casi llorando intentó subir una escalera para alcanzar una estantería alta donde no lo pudieran atrapar. Los nervios y la desesperación hicieron que su pulso lo traicionara. Casi llegando, se calló; no le pasó nada pero la escalera movió las repisas llenas de botellas que cayeron sobre su cuerpo; la sangre y el vino derramado se confundían en esa escena grotesca.
Dos muchachos, encerrados en el clóset de un tercer piso, pensaban que sus papás se habían unido a su inocente juego cuando empezaron a escuchar los gritos. Estos gritos no eran porque te habían encontrado para decir tu nombre en la pared o para decir "por mí y por todos mis amigos".





viernes, 27 de marzo de 2015

Divagaciones...

(Confieso que cuando escribí esto era por una crisis de ideas que rondaba mi mente. A veces necesitamos desahogarnos con un trozo de papel para dejar claro que es lo que queremos hacer, y todo este proceso de retroalimentación y explosión de ideas inconexas exponen un extraño catálogo de lo que pensaba en un periodo muy corto de tiempo acerca de lo que verdad quería escribir. Reconozco que este texto es una aberración literaria. No obligo a nadie leerlo, pero sí tengan en cuenta que es como un extraño cortometraje de lo que linealmente recorre el subconsciente antes de dormir, en que a veces imaginamos cosas que nos pasan y pueden pasar. Es sencillamente ponerse a escribir cada pensamiento en ese mismo instante y sacarlo a flote mediante esta herramienta tan maravillosa que es la palabra. Por su parte, esto es algo totalmente experimental y no pretendo recibir elogios sobre lo que pienso, mas bien este texto es algo personal y una declaración a mi mismo y al que me lea de que pretendo esmerarme mucho mas a la hora de transmitir un mensaje.)

Cuando tu te vas estas soñando, cuando tu cuerpo se me hace humo, cuando tu foto se pierde en mi inconsciente. Estás pero no estás, te escapas de mi entendimiento, y navegas por los recodos de mi mirada.
Seguís allí, pero yo decidí no volverme a preocupar por tí, pero yo sigo mirando de reojo, desesperado. Busco un lugar en las nubes que me devuelva a la soledad de la imaginación, pero cómo imaginar si ocupas gran parte del pensamiento.
No te veo, pero es inevitable admitir que estamos en el mismo universo. Yo un idiota y tú, reluciente en la lejanía. Camino divagando formas, mi vista me engaña, me vuelvo enfermo por enfermarme y suspirar por ultima vez. Enserio, estoy cansado de escribirle tanto a este tema, pero parece que es lo único que me repara en las noches insomnes.
El viento sopla, el cielo está en un absoluto azul mientras las piedras se apilan en la hierba, con espacio para cada uno de nosotros. Divago y divago, no soporto la ternura, no soporto el amor, no soporto el desasosiego de la plenitud, pues la felicidad se tiene siempre como plan de futuro, pero nunca está en el presente.
Absolutamente abrumado por las tempestades, quiero regodearme en la lluvia sin miedo, quiero volverme a ver sin ataduras, y que la palabra fluya como si fuera la sangre. Todos los días me quedo esperando algo que no logro entender, todos los días espero un espejo que no me mienta, aguardo impaciente las columnas que soportan las estrellas.
Sueño y sueño, mas no paro de soñar. y es increíble cómo a partir de la incoherencia dejo de hablar de lo que no quiero que me atormente.
Vida anodina, no pasa nada, rutina, encierro, infeliz. Lobos que carcomen la presencia y mis sonrisas ya no son sinceras. Rima.
Que es el poema si no lo encuentro, que es la palabra si no encuentro la adecuada, que es la escritura si no entiendo que significa sentarse en este escritorio y que recorran mis dedos el teclado. No me entiendo, ni logro conectar las aberraciones que copio por no dejar enfriar mis dedos, por que mi mente dispara ideas y no las suelta y no quiero que se escapen.
Otra vez la imagen retardada de tu memoria, no aparezcas por mis lineas improvisadas maldita desgracia. Algún día quiero escribir una obra de teatro, pero me da pereza. Algún día terminaré la novela que aun no he empezado. Tal vez escriba un libro de poemas, pero cada que leo uno me dan ganas de quemarlo por que no lo entiendo.
Estoy cansado del descanso, y ahora que tengo tiempo no escribo nada porque no entiendo sobre qué escribir y para quién. No me ayuda ni al terminar el día y estoy un poco cansado de mi estilo pasado, pues quiero leerme y no perderme en la ensoñación de mi enigma de cabeza, que ni siquiera yo puedo lograr comprender. No entiendo la vida tal y como la viven los perros. No entiendo que hago, sin la coherencia, no entiendo que carajos es "me gusta lo que has hecho".
Que me digan que les gusta como que me digan que lo odian me importa tanto como que les pareció regular. Si no escribo para mí entonces no merece la pena que escriba para que sepan lo que pienso. Y si escribo para alguno me parece una insustancial y reverenda mierda.
Escribo y reescribo, pero no hay nadie que me diga como mejorar. Escribo y escribo y me dicen que es un error que hagas esto mientras otros dicen que les parece precioso, entonces ¿qué puñetes esperan, si ellos opinan es por que les parece a ellos y no me parece a mí?
Sí, estoy un poco cansado de eso. Para quién hago esto, de que le serviría leer esto, va a solucionar los problemas de alguien que yo escriba.
A partir de hoy no haré mas mierda sin sentido, habrá algo de lo que hacer pensar en cada escrito, se acabo la mediocridad...

Post data: Este es un oficio de los que perseguimos el detalle, lo ínfimo para sacarlo a flote. A veces sentimos que algo se nos queda grande a pesar de que lo amamos con locura, en mi caso mi amor reside en cómo con unas 27 letras bien puestas pueden hacer sentir tantas cosas.Soy un arquitecto de palabras, de textos, de historias y pensamientos. Me parece una maravilla esta relación insignificante con la historia del conocimiento y si considero que me hace falta mejorar, mejoraré hasta que mis dedos no puedan mas;  pero a veces siento que mi estructura tambalea ante la actual exigencia propia, esto no quiere decir que no vaya a dejar lo que amo, sino que necesito encontrar mi estilo y mi forma de llegar al alma







lunes, 9 de marzo de 2015

No existes

Se volvió una rutina, se convirtió una pesadilla, una cadena que destroza la mirada y el recuerdo.
Me cansé de las mismas palabras, de las mismas tentaciones, de la urgencia, de la desesperación.
Volví a pasar por aquella puerta, la veo casi todos los días. Ahora hago un camino mas largo para no pasar por allí. Hace poco me dijiste que te acordabas... y si tú te acuerdas, me condenas.
Pegado al paradigma de soñar cosas del pasado y no inundarme en el incomprensible mundo de lo onírico. Nada nuevo, solo un ancla pegada a aquel portal.
Recuerdo la humedad de la lluvia, de mis lágrimas. En el portal se urgieron historias de mañanas, tardes y noches. Me condenaste a seguir en tierra antes que acudir a mi entierro.
Negaré siempre tu existencia, pues no existes, no existes, no existes...pero con tu llamada te volviste real. Nunca, nunca, nunca...fue la palabra que mas oí de tu boca antes de que desaparecieras.
Estoy tan cansado que seas el núcleo de mis poemas. Soy arquitecto de palabras y sigues rondando mis sonetos sin que yo te convoque. Eres, pero no quiero que seas. Quiero que mueras, pero en mi cabeza.
 Doce de la noche, suena un teléfono:
-¿Te acuerdas de mí?  (sonido de un llanto), te extraño...(silencio)
Mi cabeza solo profiere maldiciones pero mi voz no reacciona.
-¿Sabes quien soy?- dijo ella
-Lamentablemente sí...
(¿Por qué llamaste?, ¿que haces?¿ como conseguiste mi numero? déjame, cuelga, vete, desaparece de mi mente, No existes.)
Tanto tiempo escapando al mismo lugar con mis fantasías, Tu voz me hizo dar cuenta de que todavía dependo te tu aroma, pero no existes, no quiero que existas, pues atormentas mi libertad en cada paso, en cada respirar, en cada esquina espero que estés vos.
Que oportuna tu llamada... me vuelves a mandar las conversaciones y las fotos que creía borradas.
Allí en esas fotos se encuentra la única mujer que he amado y recordaré, aquí estoy yo, al que olvidan siempre y recuerdan para destrozarlo.
Vuelves a mí triunfante, pero yo caigo de nuevo. {Tu mirada estará sedienta de verme caer una vez mas}. Tu no sientes nada, pero yo retrocedo todo lo borrado, y se vuelve a escribir.
-¿Mañana nos vemos?- dijo ella
-Todavía no
Si te veo otra vez, me derretiré en su mirada... ¿si te veo me dejaras ser libre?
Te veré salir de tu portal, no habrá escapatoria... me verás y me hundirás de nuevo, te conozco. Te me acercarás y estaré temblando. Seremos de nuevo desconocidos, y te aproximarás poco a poco con esa sonrisa inolvidable, repetiré a cada paso que des, no existes, no existes, no existes...Me saludarás como si no hubiera pasado nada, como si fuera tan fácil obviar lo que para ti fue tan simple y para mi un infierno. Conseguirás lo que te proponías, que viniera suplicando revivir el recuerdo.
Y ahí estarás, el fruto de mi tormento, y sé que todo lo que haga no será bueno. Me olvidarás de nuevo y yo continuaré fingiendo, condenado a mi soledad.









sábado, 7 de marzo de 2015

Mereces todo lo que sueñas

Que será de nuestra alma
cuando nuestros ojos
se cierren sin antes
ver tu presencia.

No seas tan fugaz,
pues te necesitamos
en todos los desenlaces.

Sos la espuma que perfila
la indómita y necia arena.
Eres la locura del hombre hecha carne

Eres madre, amiga y amante.
Un abrazo y un secreto;
una caricia sanadora;
confidente de ilusiones;
eres un beso hecho recuerdo.

Dueña de los deseos:
Al menos tenemos el sol
para acariciar tu sombra

Mereces todo lo que sueñas
pues todo nuestro empeño
pendula sobre tu sonrisa

-Feliz día de La Mujer.-

sábado, 21 de febrero de 2015

Odio las ventanas

Diminuto rocío que empañas la visión de los árboles de allá afuera. Lluvia vacilante que distorsionas el regocijo de mi alma anhelante. Sol destructor que formas reflejos confusos el los vidriales . Nieve que acumulas marfil creciente las esquinas del cuadro transparente.

Odio las ventanas, por pocas y varias razones. Las he detestado en mi habitación como el hielo a la sal. La inoportuna luz que me despierta en los días que el sueño me quiere mas en la cama.

Desprecio las vidrieras porque ahí las esposas aguardan la llegada de sus amados, sean de la guerra o de borracheras. El paisaje monótono desde hace quince años; la misma ventana quebrada por balones de los juegos infantiles o las piedras de los novios temerosos del padre protector. A través de los cristales observan los depravados en su ansia por saciar su soledad.

Me levanté una mañana mientras aún era un muchacho. Recuerdo el oscuro amanecer y ese día mi hermana menor se había levantado antes que yo.Compartíamos alcoba, en el segundo piso de una casa junto a un acantilado que asomaba al mar. Siempre me decía en su imaginación inocente que quería visitar las casas de las gaviotas, al otro lado de la línea del horizonte. Pasaba horas jugando con sus muñecas en el alfeizar con la ventana siempre cerrada. El fondo del escenario de sus títeres era el inmenso cielo gris. Pero aquella mañana abrió las puertas de cristal para cantar junto las sirenas y los peces. Se precipitó creyendo imaginar.

Odio las ventanas porque mataron a mi familia. Mi padre se entregó a las velas de su pesquero a buscar sin descanso el rastro de la balada de su niña o quizás para escapar del recuerdo de su canto. Mi madre se quedó para dejar las lagrimas sentada en su mecedor, ahora cose y descose la bufanda que le iba a dar a su dulce caramelo. Se queda mirando las olas golpear las rocas por si le devuelven una blanca prenda.

Después de que se abrieran las pequeñas puertas para despedir la inocencia nunca se volvieron a abrir para conservar la cordura. Lo único que alegraba el espejo empañado, eran los dibujos con los dedos en la condensación de los cristales, garabatos de sirenas goteando.

Ahora, después de años, ya no miro hacia paredes tachonadas de tales amargos recuerdos. Se convirtieron en un sonido molesto, un chirrido agobiante, una brisa que no me agrada. La centella no me avisa de la llegada del trueno, prefiero sentir el sobresalto. Si quieres que te pase las llaves por el balcón, olvídalo, hay llaves debajo del tapete.

sábado, 7 de febrero de 2015

Inciertas pasiones

Parecemos convictos,
presos de nuestras propias ilusiones,
recluidos en silenciosas voces
de un pasado extinto.

Mudas están mis pasiones,
mi boca está sellada
pero el deseo brilla en mi mirada
oscurecida en omisiones.

Marqué tu número ayer
para poder oír la luz,
cerrar los ojos y ver,
rogar por tu condena.

Vuelo millas asustado
entre los azares de jaulas.
Alejándome del cielo y
entre tumbas oscilando.

Alegre de tener el sol
para apreciar tu sombra.
Aun tengo el lápiz de la metáfora
para dibujar la flor.

Camino sobre la arena
mientras desdibujas fantasías.
Rompes con presteza
la ignominia de mi alegría.

Me verás alejándome
susurrando una lágrima.
Me verás durmiéndome
oculto en expresiones desiertas.

Me verás silbando una canción
que hable de tu ausencia.
La imagen perderá el color
en los ecos submarinos.

Me toca esperarte sin motivos
mientras desfila el fraude.
Oculto en cristales tintados,
observado por pasos altivos.

Y el tiempo acecha
y de tu amor ya perdí la fe.
Nuestros labios se marchitarán
pues ayer tetero y mañana café.

Tu mirada estará sedienta
de verme caer una vez mas.
Pues presos uno del otro somos
como la piedra en el mar.


domingo, 1 de febrero de 2015

¿Amar o callar?

¿Amar o callar? Si es que me pierdo en las formas de su aroma, si es que me pierdo en las curvas de su mente. Callo porque no puedo pensar o es porque pienso demasiado. Amo en un silencio retardado, amo... en los susurros de una caja de cristal. Qué es para mí el amar si no es morirme en cada verso. No hay rima porque no hay sentido ponerle belleza a lo que anda muriendo en mi corazón.
Sobrio de todas mis ilusiones, la imagen penetra como fuego al carbón. Permanecer en el silencio sensato y perecer por causas perdidas. Acariciar su sombra, acariciar el tacto, acariciar la tempestad...un hormigueo por mi columna pero mis manos siguen frías, extrañando su enigmático calor.
Distante placer del cuerpo lejano; Cercana seducción de mi pensamiento. Nunca me había sentido tan vulnerable, nunca me había sentido tan pequeño, tan insignificante. Si es que mi oxígeno es su aliento y su boca es mi respiración...
El deseo se oculta entre las sombras y la pasión concurre con las hebras de su pelo. En mi solemne locura ando intranquilo, preocupado por las decisiones. Y sé que me ahogo en la penumbra por cada día que pasa dedicándole un pensamiento infructífero, intentando tocar las estrellas con mis ojos y aún mas oscuro se vuelve mi palpitar.
Sumido en la noche ya, mis ojos no se cierran sin una última apelación a su presencia, pues muero en el sudor de un inquieto despertar. No soy mas que un reflejo en los tonos de su hablar, pero ella es la protagonista de todas mis historias. Dios sabe que niego mi propia existencia cuando contemplo con nostalgia su sonrisa. No me sirven las palabras, ni mis miradas, ni mi urgencia y comprendí que es mejor estar consumiéndome por el mas allá.
La miré insaciablemente hasta que sucumbí a su dulce gesto pues me arrebata el alma como si fuera de su propiedad.

viernes, 30 de enero de 2015

Breve poema: La hoja

¿Quién recuerda la rosa...
cuando aún no ha nacido?
¿Quién se fija en los
escondidos nidos
de las aves voladoras?
Yo me quede mirando la hoja;
Cómo caía del árbol perdido.
Solitaria en el piso roído.
Tan sólo por el viento, sonará.
Yo conozco el misterio
que atañe el caminar altivo,
con alma y ojos rotos.
Yo sé la salida
para las sonrisas vacías
y para promesas
sin una respuesta.

viernes, 23 de enero de 2015

Las ultimas horas del temor a la memoria.

En mi letargo estoy acostado, esperando impaciente una llamada, una visita de un amigo que pocos desean.
En el impedimento de luz de la noche, un moribundo candil ilumina mi vida desecha. Mientras que la espera hace crecer el polvo en mi desdichado pesar; disfruto cada aliento como si de un cigarrillo se tratase. De pronto llaman a la puerta al otro lado de la habitación angosta, que sólo por hoy se ve mas grande que nunca.
-Amigo mio,la puerta esta abierta- dije sin reparo y con la energías renovadas. Sin embargo nadie respondió a mi voz nocturna. Sin previo aviso, se encontraba aquel amigo sentado en mi mecedor, un compañero que no falla el día de su cita en acudir a la llamada inevitable. Un viento sombrío cruzó todo mi respirar y apagó la llama que me acompañaba en la abnegada noche.
En aquel final del día hasta la oscuridad de mi alcoba se vio eclipsada por las tinieblas de mi destino. El polvo que yacía en mi cuerpo se esfumo y recobré las fuerzas para sentarme y admirar la profanación de mi ingrato sueño. Pero el miedo empezó a apoderarse de mi cara y el instinto de engañar a mi sino, no dejó otra opción de alargar mi partida dirigiendo palabras dignas a mi invitado. No quería dejar este mundo sabiendo que mi presencia fue en vano, que sería un simple mortal entre los inmortales que perduran en la memoria.
-Oh intrínseco dueño de mi deparar, no nos digamos mentiras y muéstrame una solución aunque deba usar palabras vacías pero elocuentes.-
La figura no formuló gesto alguno y la parálisis que yo experimentaba en ese momento dejó que el silencio hablara por los dos durante largo tiempo. ¿Acaso esperaba una reacción de desesperada huida o me dejaría morir esperando un veredicto en horizonte de la mañana? Esperando paciente un discurso como si de una confesión a sacerdote se tratase.
Sin mas cartas con las que jugar, decidí quebrar el abismal vacío ya en mis ultimas horas para dejar en el aire la esencia de que palabras se habían derramado en este lugar.
- Viendo tu presencia me da la sensación de haber sido hundido lentamente en el agua. Como si me sumergiese arrastrado al fondo tirado por una roca atada a mi pie; gritando desconsoladamente, pero esos gritos a estas profundidades son tan solo ecos en la soledad. Sé a que has venido pero ignoro tu falta de acción, pero mas que ignorar me produce un pavor inimaginable. Ciertamente la incertidumbre causa la peor letanía de mis pecados.
Mi corazón se encuentra horadado por la maldad, ciertamente no soy mas que los desechos de la energía que en malos presagios auspiciaron malas acciones. No soy mas que las cenizas que quedaron tapando las esperanzas.
No debo elogiarte ahora con palabras zalameras pues conozco mi destino, tan sólo déjame partir con las ultimas memorias de un hombre acosado por su pasado. En estos tiempos aprendí a diferenciar la basura del rey y el tesoro de los pobres.
Mucho he dejado en mi deseo, pues por descuido he dejado escapar lo que en verdad valoraba. Ahora que ya no queda tiempo, veo las horas lentas pasar y mi cuerpo poco a poco se marchita en la ceniza y el polvo que nunca encontrará reposo en el eterno viaje del viento arrasador.
Por lo tanto y después de mis palabras me condeno a vagar por el tiempo y el espacio sin memoria ni propósito que seguir caminando sin encontrar un sentido. Pues no quiero ser víctima del olvido para los que alguna vez deje huella en su memoria y que al verme no niegan una sonrisa como recompensa.
Mientras miraba al techo recitando estas palabras sentía cómo todo mi cuerpo se deshacía, y mi boca empezó a tener sabor a tierra. Sabía que mi único temor era no ser recordado, pero mi fiel compañero decidió darme un último regalo. Mi cuerpo quedó sellado como una estatua de mármol, una lápida digna del recuerdo de un alma anónima que quedo su figura incorrupta. Mis ojos ya se rompen como el cristal, mis manos ya están frías y mi voz se está apagando...

lunes, 12 de enero de 2015

En busca de respuestas.

Un sonido lejano. Un grito pronuncia mi nombre en la lejanía. No hay punto de comprensión, ni lugar de proveniencia. Lo escucho dilucidando si en verdad comprendo el enigma de su canto.
El llamado ya se esta marchitando, tanto que olvidé hasta mi propio nombre. ahora navego entre las pasiones de la aurora. Al otro lado del mar se encuentra un lugar donde las luces del pasado aun brillan, la hoja no se marchita, y los cantos son perpetuos.
Queremos salir del dolor de estos campos inundados de fuego, queremos navegar con las luces de los que el tiempo no marchita.
Por hielo, por mar y fuego. Por los vuelos de las águilas, las migraciones de los peces o por la infinita posibilidad del sueño llegaremos a los verdes páramos. Surcare las aguas a lomos de una hoja de otoño, el aire hará el trabajo de llevarme a las costas del misterio.
El anhelo de volver a ver la luz, la nostalgia nos mueve a abandonar el frió invierno que corre por las venas de las montañas circundantes.
Se aproximan los pasos al son de tambores, y ya no quedan fuerzas más que para una ultima súplica. Me verán los océanos en mi barco. En mi meditabundo naufragio una voz incomprensible del futuro me dice que me verá navegando en los aires junto con los tres cielos, cerca del mástil del inmenso barco que surca el universo, acompañado de la luna y el sol.
Ya en mis tierras, las humildes cosechas fueron profanadas, la codicia hizo que la luz se opacara, el fuego quemó con rabia lo que con amor creamos.
Sueño que llegaré a las costas de los flautistas, las grandes canciones olvidadas y los cuentos inocentes. El viento me llevará a mi destino y las aves me acompañaran en mis baldías soledades.
 No habrá mas luz si la bondad en las pequeñas cosas nos hagan hacer cosas grandes.


-Viaje de Earendil.
Elegia a Tolkien.