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lunes, 29 de septiembre de 2014

El libro inacabado. (Elegia a Franz Kafka)

Contemos ahora con la celeridad del tiempo. La inexorable partícula de la cual estamos supeditados, mas que esclavos encadenados al intento fútil por zafarse.
Hoy que puedo traer a esta sonámbulo deseo de perforar mas en mi cabeza, traigo mas que un delirio, un perseverar perverso, comencemos...
Ayer en la desprendida noche, tacita y ennegrecida, de las cuales no podía cerrar los ojos por miedo a la oscuridad; me quede pensando, solo en la lejanía del pensar, mil maneras de cómo borrar un recuerdo o de cómo traerlo de vuelta. Desdichado me quedé, al no solucionar tales dudas equiparables a los amasijos cognitivos de Descartes. Y no dejando atrás al gran René, mi cuerpo se sumió entre la vigilia y el sueño, allí donde todo lo que pienso, por muy incoherente que suene, parece enunciados que con naturalidad saldrían de mi boca. De ahí entrado ya en la sombra vana del sueño, dogmático por supuesto, reiteré varias veces en la imposibilidad de salir de mi celda oscura de mi mente.
Entró en frió en mis venas y el sempiterno pavor a la nada encogió mi corazón cual déspota aplastando los deseos con mano firme y petulante. Me sentí transformado, no para bien, seguía la congoja palpitando. Me dispuse a hallar en la recóndita morada de mi memoria, pero solo se acercaba a mí, el prolifero recuerdo de un Kafka a medio leer: La Metamorfosis, cuando aun su surrealista y cruda realidad evocaba esperanza para el pobre Gregor Samsa, pero  sabemos que tornaría en tragedia aquella metáfora que en mis sueños perdía todo valor al estar inmerso en tal universo del subconsciente. Para mí la manzana se clavaba lentamente, prolongando mas lo inevitable.
Y así con el libro, que carecía de paginas finales, concluye mi fría historia. La estremecedora sensación de un libro inacabado, la incertidumbre del final tornó oscuro este relato. Pero quién necesita prever una dramática conclusión, si aun quedan muchas páginas en blanco que suplican un poco de tinta para darle sentido a su existencia...

lunes, 22 de septiembre de 2014

Sin embargo aun sigo aquí.

Hoy traigo al misero sendero de la escritura, un grito por liberarme. Traigo pena y desolación por la soledad, traigo mas que disgustos atorados en mi piel.
No encuentro la placida almohada que me haga descansar esta noche, porque ya estoy cansado de tanto suplicarle al tiempo por un atisbo de verdad, tan solo ilusión profana. Harto de escribirle en súplica por una luz que ilumine lo que deseo, tan solo verdades a medias. Me cansé de demostrarle al mundo quien soy y cansado de estar solo rodeado de tanta hipocresía. Hablen y hablen puesto que estoy enojado conmigo mismo, "la culpa es de nadie, solo mía". Llevo aquí esperando desde que las ganas se perdieron y nos quedamos tan solos en la intención de llegar mas lejos. Pero nadie vale la pena, digo que nadie es lo suficiente bueno para mí tanto como que todos son una maravilla asegurada.
Sin embargo aun sigo aquí, aquejado de la soledad sensata, de la benemérita sabiduría estancada, mendigo de la ocasión me hago llamar. Busco lo que no se debería forzar y estoy desesperado por ser mejor, aunque sabría que fracasaría. Yo no nací para amar y las que me amaron las queme.
Ahora en mi reflexión me doy cuenta de cuanta tinta gaste por casos que perdí, tantas rimas inútiles sembradas en la mentira, tantas ilusiones destrozadas por detalles, tanto tiempo perdido esperando una vana señal: las sonrisas fútiles.
 Llegue a ser el mejor amigo del ron y las "desmitificadas" con propósitos desesperados. El tequila se convirtió en mi amante junto con la sal y el limón, pero para arrancarme el alma mejor el licor en solitario. El vodka el gran compañero de decepciones nunca faltó en la desamparada celebración por olvidar. Bebí y bebí desde el primer trago de cerveza, que siempre es el peor, hasta el último que se saboreaba mas amargo y despechado que cualquier trago fuerte.
No falto nunca el miedo que no dejó avanzar nunca, pero tampoco falto el ciego impulso de deseo, el juego oscuro de la falsedad. Miro atrás y solo veo giros de estupidez entorno a la misma ilusión pasada.
Recuerdo como si fuera hoy, la tarde lluviosa... la humedad de mi ropa al tocar su cara. Recuerdo el largo camino colado por la lluvia y truenos, rememoro cada detalle como si fuera el tesoro mas preciado de mi memoria. Nunca volví a sentirme como un niño, porque a partir de ahí maduré y aprendí de nuevo a llorar. Traigo al presente el olvidado sentimiento del final, caminar en silencio por un espacio de soledad, sin éxito, en el que todos escucharon mi desgarrador llanto, de febril pero vieja amiga, la soledad; fue ahí, en ese momento en el que pasó por mi garganta aquel primer whisky, fue en ese mismo instante en el que empezó mi lucha que me trae hasta los días presentes.
Pero aun sigo aquí, con los mismos miedos, el mismo nudo en la garganta y la misma sensación en mi pecho, solo rodeado de tanta mediocridad, sin querer olvidar. Estancado en esta vida buscado otra voz, otra mirada que me vuelva a rescatar de la oscuridad. Siendo sincero, no soy escritor, solo escapo de la realidad que ahoga todos mis propósitos de encontrar la salvación.
Vivo de ilusiones, no de motivaciones, las ilusiones desaparecen y vuelven otras, todo es una montaña rusa de emociones escondidas, todo son altibajos en la tormentosa estabilidad, todo es calma en este terremoto y viéndolo de esta manera, mi razón de respirar, se basa en que vivo de desilusiones.







martes, 16 de septiembre de 2014

Segundo capitulo: "El primer grito"

El sol se alza imponente, resaltando el verde de las montañas de mi tierra. Un ave cruza el cielo sin obstáculo, proyectando la sombra mustia y borrosa. La paloma tiñe el prematuro atardecer en donde las nubes enturbian ya la diáfana celosía brillante.
La pluma cae sobre las manos de unos pocos, mientras todos nos tapamos la boca. Disfrutan del silencio mientras es inminente el sonido. La mecánica de todos es un claro engranaje bien forzado y oxidado.
De pronto, la nube se cierra poco a poco en un lento afán por el silencio. Mientras todo duerme la quietud y el silencio parecen ser sinónimos de paz...
Algo rompe el silencio en la sutileza, en gradual melodía amenazadora. las trompetas se están acercando. No tardan en dispararse las alarmas, que en definitiva, rompen la melodía que precede a la muerte.
Todos corren, ya no hay bocas tapadas, sino gritos de desesperación. Las aves negras salieron del perfecto camuflaje de la niebla; no hay mas escapatoria sino la futilidad de seguir corriendo.
Luego silencio... y un ligero silbido seguido de otro y del estruendo solo se cultivo devastación.
El sol salió de nuevo, iluminando lo que ahora es polvo y ceniza, huesos, carne y fuego.
Solo quedamos unos pocos con una pluma en la mano, pluma de una paloma que parece habernos abandonado, pluma que ahora utilizamos para dar el primer grito...de venganza.

lunes, 1 de septiembre de 2014

No Somos Memoria.

La conducta que tengo me atañe, cómo no sentirse tan falto de esperanza, tan retorcida anda mi mente que no puedo controlarme. Sigo encerrado entre las curvas de tu piel y las cuerdas que producen tu hablar. Que mas enojo tengo si no es conmigo mismo, porque mis sueños se vuelven negros si tengo el palpitar aun mas cercano.
La evidencia me encoleriza  siento algo que nunca había sentido antes, la única pregunta que me rodea es el porqué. No puedo sentirme fuerte, pues mi voluntad está condicionada, no puedo ni sentirme libre dentro de mi cabeza cuando los sentimientos reinan mi cabeza. 
Cómo sentirme mejor si al fin y al cabo no soy nada para nadie, no soy mas que la presencia pasajera, el recuerdo borroso de una eternidad que no existió. No me siento útil, salvo para los intereses ajenos, no tengo nada ni tampoco soy un objeto, no me siento vivo, pues para nadie mi vida importa. Solo somos polvo que se perderá en la memoria, no quedará constancia de lo vivimos.
Que de muestren que si la soledad es pretexto para seguir respirando por recursos plagados de mentiras.